Quizá tu reino no es de este mundo... Tus preferencias, formas de trabajar o de entender la vida pueden llevarte a pensar que estás fuera del mercado. Sin embargo, te hacen candidato a creador de empresas.
Los innovadores que desarrollan nuevos proyectos son capaces de prever, diseñar, planificar, gestionar y ejecutar con un sello característico. En ocasiones, esa visión especial y esa predisposición diferente para ejecutar sus ideas innovadoras puede confundirse o asociarse con ciertas rarezas o con una imposibilidad para trabajar en compañías y empleos tradicionales.
Las señales de lo que se conoce como mentalidad start up pueden parecer errores o defectos, pero bien interpretadas te ofrecen respuestas inequívocas acerca de qué tipo de emprendedor puedes llegar a ser.
Grant Cardone, gurú del emprendimiento que ha publicado bestsellers para la compañía editora de The New York Times, colaborador de CNBC, The Huffington Post y The Wall Street Journal –quien incluso ha creado su propio reality show de emprendedores (Turnaround King) en el que se demuestra que es posible crear negocios a pesar de la crisis– identificaba recientemente en la revista Entrepreneur hasta 12 supuestos defectos que son en realidad virtudes que ponen de manifiesto que tu destino es crear empresas.
La mayor parte de los fallos señalados por Cardone hacen referencia al carácter diferencial del emprendedor, a su inconformismo y audacia o a la ambición por alcanzar objetivos superiores.
En todo caso, hay cinco señales claras que alertan de que tú tienes madera de empresario:
Tu inconformidad y rebeldía pueden resultar incómodas a otros. Pero esta diferencia es una señal del innovador que llevas dentro. No eres de los que siguen patrones prefijados ni buscan las mismas soluciones que el resto. Eres de la clase de profesionales que tienen una manera de resolver ciertos problemas fuera de lo común. Habitualmente sabes ver oportunidades donde otros sólo advierten problemas. Los retos te espolean en vez de frenarte. Valoras la disrupción y la ruptura. Tu propósito es crear algo que antes no existía, y eso empapa toda la cultura de la organización que has creado o vas a crear.
Si has fallado en un proyecto empresarial –o en varios–, ni te agobies ni te avergüences. Según la última edición del informe Wealth Insights de Barclays, publicado ayer, un 76% de los emprendedores a nivel global considera que ver el fracaso de forma positiva es esencial para que la economía crezca.
La mitad de los emprendedores españoles encuestados consideran que contar con experiencia en proyectos empresariales fallidos incrementa las probabilidades de que un nuevo proyecto pueda tener éxito. En este sentido, un 72% de estos innovadores afirma haber aprendido más de los fracasos cosechados en el pasado que de sus éxitos.
Quizá seas de los que nunca pueden relajarse. Sueñas con tu idea y no puedes parar hasta ponerla en marcha.
Tu gran obsesión es poner a prueba tu proyecto, y tu esfuerzo personal y decidido es ganar experiencia en el sector que has elegido. Has de asociarte con expertos que conozcan en profundidad la actividad que vas a desarrollar y debes estar dispuesto a probar y refinar tu modelo.
Ten en cuenta que el 60% de las ideas fracasa en los primeros tres años. Habla con gente real que esté en tu sector y en tu mercado. Explora a quienes pueden ser tus clientes y estudia sus opiniones y visiones sobre el producto.
Todo lo anterior hace que, para muchos, seas un ser obsesivo, incluso puedes parecer un enfermo. Pero no dejes que nadie te convenza de que esto puede ser un defecto, y mucho menos una patología.
Sigue tu instinto. Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Michael Dell, Warren Buffett, o Richard Branson lo hicieron... Tus socios, empleados y colaboradores deben seguirte por tu credibilidad. Y en ocasiones puede resultar difícil convencerles –e incluso convencerte a tí mismo– de que hay que seguir una idea basándose en un presentimiento, o en el instinto.
Grandes ideas, inventos, compañías y proyectos han surgido por seguir el propio instinto. Casi nunca es posible saber si se trata de una ocurrencia brillante o de una locura, pero no le tengas miedo a la posibilidad de explorar las nuevas oportunidades que se te ofrecen.
Por aquello de que tu reino no es de este mundo, quizá te aburras enseguida en trabajos y compañías “tradicionales”. No es tan raro. Tu misión es crear algo en lo que otros puedan inspirarse y contribuir. Es la señal de que no eres de la clase de personas que se resigna a pasar ocho horas diarias en un trabajo que no le aporta nada o en una empresa que le provoca frustración.
Los innovadores que desarrollan nuevos proyectos son capaces de prever, diseñar, planificar, gestionar y ejecutar con un sello característico. En ocasiones, esa visión especial y esa predisposición diferente para ejecutar sus ideas innovadoras puede confundirse o asociarse con ciertas rarezas o con una imposibilidad para trabajar en compañías y empleos tradicionales.
Las señales de lo que se conoce como mentalidad start up pueden parecer errores o defectos, pero bien interpretadas te ofrecen respuestas inequívocas acerca de qué tipo de emprendedor puedes llegar a ser.
Grant Cardone, gurú del emprendimiento que ha publicado bestsellers para la compañía editora de The New York Times, colaborador de CNBC, The Huffington Post y The Wall Street Journal –quien incluso ha creado su propio reality show de emprendedores (Turnaround King) en el que se demuestra que es posible crear negocios a pesar de la crisis– identificaba recientemente en la revista Entrepreneur hasta 12 supuestos defectos que son en realidad virtudes que ponen de manifiesto que tu destino es crear empresas.
La mayor parte de los fallos señalados por Cardone hacen referencia al carácter diferencial del emprendedor, a su inconformismo y audacia o a la ambición por alcanzar objetivos superiores.
En todo caso, hay cinco señales claras que alertan de que tú tienes madera de empresario:
Tu inconformidad y rebeldía pueden resultar incómodas a otros. Pero esta diferencia es una señal del innovador que llevas dentro. No eres de los que siguen patrones prefijados ni buscan las mismas soluciones que el resto. Eres de la clase de profesionales que tienen una manera de resolver ciertos problemas fuera de lo común. Habitualmente sabes ver oportunidades donde otros sólo advierten problemas. Los retos te espolean en vez de frenarte. Valoras la disrupción y la ruptura. Tu propósito es crear algo que antes no existía, y eso empapa toda la cultura de la organización que has creado o vas a crear.
Si has fallado en un proyecto empresarial –o en varios–, ni te agobies ni te avergüences. Según la última edición del informe Wealth Insights de Barclays, publicado ayer, un 76% de los emprendedores a nivel global considera que ver el fracaso de forma positiva es esencial para que la economía crezca.
La mitad de los emprendedores españoles encuestados consideran que contar con experiencia en proyectos empresariales fallidos incrementa las probabilidades de que un nuevo proyecto pueda tener éxito. En este sentido, un 72% de estos innovadores afirma haber aprendido más de los fracasos cosechados en el pasado que de sus éxitos.
Quizá seas de los que nunca pueden relajarse. Sueñas con tu idea y no puedes parar hasta ponerla en marcha.
Tu gran obsesión es poner a prueba tu proyecto, y tu esfuerzo personal y decidido es ganar experiencia en el sector que has elegido. Has de asociarte con expertos que conozcan en profundidad la actividad que vas a desarrollar y debes estar dispuesto a probar y refinar tu modelo.
Ten en cuenta que el 60% de las ideas fracasa en los primeros tres años. Habla con gente real que esté en tu sector y en tu mercado. Explora a quienes pueden ser tus clientes y estudia sus opiniones y visiones sobre el producto.
Todo lo anterior hace que, para muchos, seas un ser obsesivo, incluso puedes parecer un enfermo. Pero no dejes que nadie te convenza de que esto puede ser un defecto, y mucho menos una patología.
Sigue tu instinto. Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Michael Dell, Warren Buffett, o Richard Branson lo hicieron... Tus socios, empleados y colaboradores deben seguirte por tu credibilidad. Y en ocasiones puede resultar difícil convencerles –e incluso convencerte a tí mismo– de que hay que seguir una idea basándose en un presentimiento, o en el instinto.
Grandes ideas, inventos, compañías y proyectos han surgido por seguir el propio instinto. Casi nunca es posible saber si se trata de una ocurrencia brillante o de una locura, pero no le tengas miedo a la posibilidad de explorar las nuevas oportunidades que se te ofrecen.
Por aquello de que tu reino no es de este mundo, quizá te aburras enseguida en trabajos y compañías “tradicionales”. No es tan raro. Tu misión es crear algo en lo que otros puedan inspirarse y contribuir. Es la señal de que no eres de la clase de personas que se resigna a pasar ocho horas diarias en un trabajo que no le aporta nada o en una empresa que le provoca frustración.
Fuente: Página web Expansión.
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