El clima propicio para emprender no siempre se replica a la hora de conseguir capital; los altos costos de préstamos y garantías exigidos hacen que la búsqueda de recursos empiece por la familia
En la era del emprendedurismo pujante, las ideas para nuevos negocios siguen necesitando una inyección de capital para prosperar. El problema es que muchos emprendedores ven con desánimo el camino para lograr el préstamo de un banco, una financiera o un subsidio estatal. Garantías, altas cuotas, registro formal de la empresa o la exigencia de ser innovador, suponen requisitos muchas veces infranqueables para jóvenes con proyectos pero sin espalda económica. Por eso, la primera puerta que golpean los emprendedores suele ser la de un familiar con capital.
A pesar de que el clima para emprender es más propicio gracias a la aparición de distintos canales de promoción, «el acceso al crédito para los jóvenes empresarios sigue siendo una limitante, la mayor limitante del negocio», criticó Efraín Valadán, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE).
Conseguir capital resulta clave mucho más cuando el proyecto recién arranca. «A los dos años (de una empresa) se le llama `el valle de la muerte`, porque ahí se ve si sobrevive o no», comentó Amelia Durarte, gestora de proyectos de emprendedurismo de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU).
Las quejas responden más a un perfil de emprendedor que un reclamo generalizado.
En Uruguay, funcionan 136.691 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) pero sólo el 17% admitió tener dificultades para acceder al crédito, según la Encuesta Nacional de Mipymes, divulgada el mes pasado.
Son los pequeños emprendimientos (generalmente en el sector industrial) los que suelen padecer la falta de garantías, la formalización tardía o al inicio de un proyecto que aún no está maduro, así como las altas tasas en el pago de créditos, tres aspectos definidos como los principales obstáculos a sortear.
VARIOS CANALES
Las vías de financiamiento abarcan al sector público y privado.
A nivel del Estado, la opción más conocida es la que encarna la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
Esa oficina otorga préstamos no reembolsables bajo la condición de que los proyectos sean innovadores. Sobre esa base, en la categoría jóvenes emprendedores, los fondos llegan a US$ 25.000 con un año para ejecutar la idea.
A su vez, la ANII premia emprendimientos de amplia cobertura, con un financiamiento que alcanza el 70% del presupuesto y con un tope de US$ 70.000. Otra línea de apoyo son los proyectos de innovación tecnológica de alto impacto, que pueden recibir hasta el 70% de los costos con un máximo de US$ 400.000.
En tanto, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) cuenta con un Programa de subsidio de tasas, por el que los intereses quedan equiparados a la inflación. Los microempresarios pueden acceder a créditos de hasta $ 1 millón, y las pequeñas empresas a otros de hasta $ 1,5 millones con una cobertura del 85%. Las medianas pueden solicitar hasta $ 3 millones con 70% de cobertura.
El emprendedurismo también acerca clientes a los bancos.
En el Nuevo Banco Comercial (NBC) los préstamos para emprendedores no están topeados aunque son «sensiblemente menores» en relación a otros clientes y están sujetos al análisis de la sustentabilidad del proyecto.
«Vemos el carácter del cliente, su capacidad de repago, su capital de respaldo, las expectativas del mercado para lo que el cliente está realizando y en base a ese análisis tomamos la decisión, siempre con los recaudos correspondientes», explicó Alberto Noria, gerente de empresas pymes y negocios rurales del NBC. La decisión se apoya en «documentación financiero-contable» y en lo claro que sea el proyecto de inversión, agregó.
Otra alternativa es el sector microfinanzas, al que ya recurrió un 20% de las mipymes que apelan a financiamiento externo (10% del total), según la encuesta sectorial. Allí se inscriben el Banco República -que da préstamos de hasta $ 120.000- así como cooperativas y financieras privadas.
Microfin atiende emprendimientos con al menos seis meses de antigüedad y que demuestren capacidad de pago. Al inicio, los préstamos son acotados en plazos y montos (promedian US$ 4.000) y se van ampliando a medida que el cliente cumple sus pagos, explicó Antonio Martínez, gerente de la empresa que al año acredita unos US$ 40 millones.
A diferencia de los bancos, ésta no exige que la firma esté formalizada, tampoco garantías, y su personal visita al cliente para que no tenga que desatender su trabajo.
Para Valadán el sistema es caro. «Como emprendedor necesitás dos años para que el negocio se consolide y precisás tomar créditos baratos», fundamentó.
LO PRIMERO ES LA FAMILIA
Con estas opciones, «si hay algo que no falta es dinero», resaltó Leonardo Veiga, coordinador nacional del Monitor Global de Emprendedurismo (GEM).
Para el además docente de la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM), el problema es la falta de profesionalismo y experiencia. «Hay emprendedores que como creen que tienen una idea brillante, se sientan a esperar que vengan a ofrecerles dinero», criticó.
Para Noria, el acceso al crédito es más o menos igual que antes para los emprendedores, en cambio, el apoyo que reciben se hizo «más explícito» tanto en la ayuda financiera como en el sustento de sus proyectos.
Aún en el mejor de los escenarios, el préstamo familiar sigue resultando ventajoso, especialmente como capital semilla. «No tenés garantías, la flexibilidad ante imprevistos es alta y normalmente no hay intereses. Si uno tiene esa opción para qué recurrir a otra más cara, complicada y menos flexible», sentenció Veiga.
Una opción para los que sufren por no conseguir garantías
La Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) creó el Sistema Nacional de Garantías con el fin de que los emprendedores superen el problema de no conseguir las garantías que les exigen los bancos para activar un préstamo. El SIGa concentra un fondo originalmente estimado en US$ 10 millones, «destinados a garantizar un determinado porcentaje de capital de los créditos que las instituciones financieras otorguen a los empresarios que no cuenten con garantías suficientes», explica la página web de la CND. Como resultado, los emprendedores pueden acceder con más facilidad a los créditos y préstamos, incrementan su línea de financiamiento y mejoran sus condiciones de pago, tasas, plazos y montos.
En la era del emprendedurismo pujante, las ideas para nuevos negocios siguen necesitando una inyección de capital para prosperar. El problema es que muchos emprendedores ven con desánimo el camino para lograr el préstamo de un banco, una financiera o un subsidio estatal. Garantías, altas cuotas, registro formal de la empresa o la exigencia de ser innovador, suponen requisitos muchas veces infranqueables para jóvenes con proyectos pero sin espalda económica. Por eso, la primera puerta que golpean los emprendedores suele ser la de un familiar con capital.
A pesar de que el clima para emprender es más propicio gracias a la aparición de distintos canales de promoción, «el acceso al crédito para los jóvenes empresarios sigue siendo una limitante, la mayor limitante del negocio», criticó Efraín Valadán, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE).
Conseguir capital resulta clave mucho más cuando el proyecto recién arranca. «A los dos años (de una empresa) se le llama `el valle de la muerte`, porque ahí se ve si sobrevive o no», comentó Amelia Durarte, gestora de proyectos de emprendedurismo de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU).
Las quejas responden más a un perfil de emprendedor que un reclamo generalizado.
En Uruguay, funcionan 136.691 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) pero sólo el 17% admitió tener dificultades para acceder al crédito, según la Encuesta Nacional de Mipymes, divulgada el mes pasado.
Son los pequeños emprendimientos (generalmente en el sector industrial) los que suelen padecer la falta de garantías, la formalización tardía o al inicio de un proyecto que aún no está maduro, así como las altas tasas en el pago de créditos, tres aspectos definidos como los principales obstáculos a sortear.
VARIOS CANALES
Las vías de financiamiento abarcan al sector público y privado.
A nivel del Estado, la opción más conocida es la que encarna la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
Esa oficina otorga préstamos no reembolsables bajo la condición de que los proyectos sean innovadores. Sobre esa base, en la categoría jóvenes emprendedores, los fondos llegan a US$ 25.000 con un año para ejecutar la idea.
A su vez, la ANII premia emprendimientos de amplia cobertura, con un financiamiento que alcanza el 70% del presupuesto y con un tope de US$ 70.000. Otra línea de apoyo son los proyectos de innovación tecnológica de alto impacto, que pueden recibir hasta el 70% de los costos con un máximo de US$ 400.000.
En tanto, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) cuenta con un Programa de subsidio de tasas, por el que los intereses quedan equiparados a la inflación. Los microempresarios pueden acceder a créditos de hasta $ 1 millón, y las pequeñas empresas a otros de hasta $ 1,5 millones con una cobertura del 85%. Las medianas pueden solicitar hasta $ 3 millones con 70% de cobertura.
El emprendedurismo también acerca clientes a los bancos.
En el Nuevo Banco Comercial (NBC) los préstamos para emprendedores no están topeados aunque son «sensiblemente menores» en relación a otros clientes y están sujetos al análisis de la sustentabilidad del proyecto.
«Vemos el carácter del cliente, su capacidad de repago, su capital de respaldo, las expectativas del mercado para lo que el cliente está realizando y en base a ese análisis tomamos la decisión, siempre con los recaudos correspondientes», explicó Alberto Noria, gerente de empresas pymes y negocios rurales del NBC. La decisión se apoya en «documentación financiero-contable» y en lo claro que sea el proyecto de inversión, agregó.
Otra alternativa es el sector microfinanzas, al que ya recurrió un 20% de las mipymes que apelan a financiamiento externo (10% del total), según la encuesta sectorial. Allí se inscriben el Banco República -que da préstamos de hasta $ 120.000- así como cooperativas y financieras privadas.
Microfin atiende emprendimientos con al menos seis meses de antigüedad y que demuestren capacidad de pago. Al inicio, los préstamos son acotados en plazos y montos (promedian US$ 4.000) y se van ampliando a medida que el cliente cumple sus pagos, explicó Antonio Martínez, gerente de la empresa que al año acredita unos US$ 40 millones.
A diferencia de los bancos, ésta no exige que la firma esté formalizada, tampoco garantías, y su personal visita al cliente para que no tenga que desatender su trabajo.
Para Valadán el sistema es caro. «Como emprendedor necesitás dos años para que el negocio se consolide y precisás tomar créditos baratos», fundamentó.
LO PRIMERO ES LA FAMILIA
Con estas opciones, «si hay algo que no falta es dinero», resaltó Leonardo Veiga, coordinador nacional del Monitor Global de Emprendedurismo (GEM).
Para el además docente de la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM), el problema es la falta de profesionalismo y experiencia. «Hay emprendedores que como creen que tienen una idea brillante, se sientan a esperar que vengan a ofrecerles dinero», criticó.
Para Noria, el acceso al crédito es más o menos igual que antes para los emprendedores, en cambio, el apoyo que reciben se hizo «más explícito» tanto en la ayuda financiera como en el sustento de sus proyectos.
Aún en el mejor de los escenarios, el préstamo familiar sigue resultando ventajoso, especialmente como capital semilla. «No tenés garantías, la flexibilidad ante imprevistos es alta y normalmente no hay intereses. Si uno tiene esa opción para qué recurrir a otra más cara, complicada y menos flexible», sentenció Veiga.
Una opción para los que sufren por no conseguir garantías
La Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) creó el Sistema Nacional de Garantías con el fin de que los emprendedores superen el problema de no conseguir las garantías que les exigen los bancos para activar un préstamo. El SIGa concentra un fondo originalmente estimado en US$ 10 millones, «destinados a garantizar un determinado porcentaje de capital de los créditos que las instituciones financieras otorguen a los empresarios que no cuenten con garantías suficientes», explica la página web de la CND. Como resultado, los emprendedores pueden acceder con más facilidad a los créditos y préstamos, incrementan su línea de financiamiento y mejoran sus condiciones de pago, tasas, plazos y montos.
Fuente: Página web El País - Uruguay.
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