El Programa Erasmus, que este curso cumple sus primeros 25 años de vida, se enfrenta a un futuro incierto. El programa de movilidad más famoso de toda Europa nació en 1987 como un plan para facilitar la movilidad académica de los estudiantes universitarios dentro de los Estados miembros de la UE. Hoy, nadie sabe muy bien si seguirá existiendo muchos años tal y como lo conocemos.
Después de que saltaran las alarmas a primeros de mes con las declaraciones de un portavoz de la Comisión Europea que aseguró que el programa estaba “corto de dinero”, parece que este año los alumnos no verán peligrar las ayudas económicas que les concede la UE. Sin embargo, los alumnos españoles son los que obtienen las ayudas económicas más bajas de todos los estados participantes.
¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo se reparten las subvenciones europeas destinadas a financiar el programa Erasmus? De acuerdo con el sistema de reparto actual, el 75% del presupuesto comunitario destinado a becas Erasmus se distribuyen en función de la población estudiantil de cada Estado Miembro de la UE. El 25% restante se reparte en función del rendimiento y número de alumnos de cada país que durante el curso anterior se beneficiaron de una beca de este programa.
Este mecanismo de reparto perjudica a España, que desde los últimos años es el país de Europa que más estudiantes Erasmus envía y recibe. La población estudiantil de las universidades españolas es elevada, pero también son muchos los alumnos que cada año participan en este programa de intercambio. Por tanto, los fondos europeos que se destinan a España tienen que repartirse mucho para poder cubrir la dotación económica que se concede a cada uno de los participantes del programa.
Así, los becados Erasmus de nuestro país recibieron 133 euros mensuales procedentes de fondos europeos en el curso 2010-2011, la cifra más baja de toda la unión. La cifra queda muy lejos de los 250 euros de beca que se asignaron, de media, en el resto de países europeos durante el mencionado curso. Este año, la UE ya ha confirmado que los alumnos españoles que se vayan de Erasmus recibirán aún menos: 110 euros al mes.
A la ayuda que aporta la Unión Europea, hay que sumar el dinero que abonan los propios países participantes en el programa. En España, por ejemplo, el Ministerio de Educación y algunas Comunidades Autónomas conceden becas que se suman a la dotación europea para que los alumnos puedan sufragarse parte del viaje. Aun así, la cuantía de la beca es una de las más bajas de toda Europa.
Por eso, la UE se ha comprometido a renegociar el sistema de distribución de subvenciones para hacerlo más equitativo. «Creo que el criterio de rendimiento combinado con el criterio objetivo de población garantizará un reparto para los Estados miembros más estable, a la vez que se premia a los mejores», ha explicado la Comisaria europea de Educación Androulla Vassiliou.
Según lo acordado en mayo de este año, el Ejecutivo comunitario propone destinar 19.000 millones de euros entre 2014 y 2020 para financiar el nuevo programa, un 70% más que en el periodo anterior. A falta de que el Parlamento Europeo dé su visto bueno, la idea es que dos tercios del dinero se dediquen a subvencionar periodos de estudios o prácticas en el extranjero, y el resto para promover la cooperación institucional y modernizar los sistemas educativos en los Estados miembros.
Después de que saltaran las alarmas a primeros de mes con las declaraciones de un portavoz de la Comisión Europea que aseguró que el programa estaba “corto de dinero”, parece que este año los alumnos no verán peligrar las ayudas económicas que les concede la UE. Sin embargo, los alumnos españoles son los que obtienen las ayudas económicas más bajas de todos los estados participantes.
¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo se reparten las subvenciones europeas destinadas a financiar el programa Erasmus? De acuerdo con el sistema de reparto actual, el 75% del presupuesto comunitario destinado a becas Erasmus se distribuyen en función de la población estudiantil de cada Estado Miembro de la UE. El 25% restante se reparte en función del rendimiento y número de alumnos de cada país que durante el curso anterior se beneficiaron de una beca de este programa.
Este mecanismo de reparto perjudica a España, que desde los últimos años es el país de Europa que más estudiantes Erasmus envía y recibe. La población estudiantil de las universidades españolas es elevada, pero también son muchos los alumnos que cada año participan en este programa de intercambio. Por tanto, los fondos europeos que se destinan a España tienen que repartirse mucho para poder cubrir la dotación económica que se concede a cada uno de los participantes del programa.
Así, los becados Erasmus de nuestro país recibieron 133 euros mensuales procedentes de fondos europeos en el curso 2010-2011, la cifra más baja de toda la unión. La cifra queda muy lejos de los 250 euros de beca que se asignaron, de media, en el resto de países europeos durante el mencionado curso. Este año, la UE ya ha confirmado que los alumnos españoles que se vayan de Erasmus recibirán aún menos: 110 euros al mes.
A la ayuda que aporta la Unión Europea, hay que sumar el dinero que abonan los propios países participantes en el programa. En España, por ejemplo, el Ministerio de Educación y algunas Comunidades Autónomas conceden becas que se suman a la dotación europea para que los alumnos puedan sufragarse parte del viaje. Aun así, la cuantía de la beca es una de las más bajas de toda Europa.
Por eso, la UE se ha comprometido a renegociar el sistema de distribución de subvenciones para hacerlo más equitativo. «Creo que el criterio de rendimiento combinado con el criterio objetivo de población garantizará un reparto para los Estados miembros más estable, a la vez que se premia a los mejores», ha explicado la Comisaria europea de Educación Androulla Vassiliou.
Según lo acordado en mayo de este año, el Ejecutivo comunitario propone destinar 19.000 millones de euros entre 2014 y 2020 para financiar el nuevo programa, un 70% más que en el periodo anterior. A falta de que el Parlamento Europeo dé su visto bueno, la idea es que dos tercios del dinero se dediquen a subvencionar periodos de estudios o prácticas en el extranjero, y el resto para promover la cooperación institucional y modernizar los sistemas educativos en los Estados miembros.
Fuente: Página web Objetivo Periodismo.
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