Paseando por
cualquier calle española podemos constatar que los empresarios chinos han
tenido éxito. Culturalmente son muy distintos a los ciudadanos españoles, y
como emprendedores tienen un estilo que difiere mucho del nuestro. Su principal
característica es que son trabajadores incansables, y con los objetivos muy
claros.
Por si fuera
poco, estarían dispuestos a postergar la gratificación para alcanzar sus
metas. Piensan a largo plazo, y son profundamente ahorradores. Por eso en
sus comienzos están dispuestos a trabajar y vivir en condiciones muy precarias
para poder sacar adelante sus negocios.
Durante esos
primeros años se dedican casi exclusivamente a ahorrar, dejando en un segundo plano el ocio
y la diversión. Además, cooperan entre ellos, y crean lazos de confianza que
les permiten superar las situaciones más difíciles, como explica Negocios y
Emprendimiento. Los compañeros también son una inversión a largo plazo.
A partir de
esas premisas, los chinos siguen varios principios para montar sus empresas.
Los siguientes:
1. Inversión
inicial baja.
A la hora de
elegir el local en el que establezcan su negocio el precio es vital. Que sea
barato es la característica más importante, por encima de la ubicación.
2. Empezar
cuanto antes.
No tienen
miedo a enfrentarse a los problemas. Ahorran todo lo que les hace falta y en
cuanto disponen del capital necesario comienzan en su negocio, sin darle tantas
vueltas como se hace en la cultura occidental.
3. Abiertos
al cambio
No tienen un
gran aprecio por el negocio. Si no marcha bien lo cambian sin ningún problema.
Tienen una gran capacidad de adaptarse a los cambios, a las nuevas tendencias o
a cualquier novedad en el entorno.
4. Sin miedo
a la competencia.
Los chinos
no temen a los competidores, ya que creen que incluso favorece al negocio (como
en el mercado de los bares). Cuando encuentran un nicho de mercado rentable
todos se lanzan a él, favoreciendo tanto a su propio negocio como a los de al
lado? al que muchas veces están vinculados por sus relaciones de confianza.
5. Ambición
Son
empresarios con mucha ambición. Siempre están buscando la posibilidad de
expandir su negocio.
6. Personal
trabajador
Si es
posible, prefieren trabajar con otros chinos, porque saben que comparten su
cultura de eficiencia y sacrificio. Trabajan por objetivos, en lugar de por
horas o por días.
7. Pagar
impuestos.
Aunque la
leyenda dice que no pagan impuestos, la realidad indica lo contrario. Les gusta
ser tratados igual que al resto, y cumplen con las mismas normas que los
habitantes del país en el que se instalan. Saben que la base de un negocio
sostenible es la legalidad y la ética.
8. El
cliente siempre tiene la razón
Hay que
ofrecerle a los clientes todo lo que quieran. Por eso extienden los horarios
todo lo posible (siempre dentro de la ley), para que los clientes sepan que
pueden encontrarlos abiertos cuando quieran. Además, son amables y eficientes,
aunque no te entiendan.
9. Apoyos
entre ellos.
Los chinos
tratan de evitar a los bancos y endeudarse lo máximo posible. Prefieren
recurrir a familiares y amigos para evitar los intereses. Después, cuando la
cosa vaya bien, otros compatriotas podrán recurrir a ellos.
10. Buscar
nuevos mercados
El mercado
no tiene límites. Siempre están atentos por si surgen nuevas oportunidades de
negocio. Tampoco temen abandonar un mercado si lo ven saturado.
Fuente: Página web El Economista.
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