El perfil de la emprendedora española trazado en este informe señala la vocación y el desarrollo personal como principales razones para la puesta en marcha de nuevas iniciativas empresariales. Así, se demuestra una vez más como es incorrecto el estigma del negocio femenino con una finalidad de subsistencia y escaso valor añadido.
Sí es cierto, sin embargo, que en comparación con los hombres, las mujeres están más presentes entre los segmentos de menor renta media previa al emprendimiento y asumen mayores responsabilidades familiares. Por estas y otras razones, se puede concluir que, de forma sensible, las emprendedoras están optando por iniciativas económicas de menor dimensión y por tanto menos proclives a la creación de empleo y la internacionalización. Al mismo tiempo, este tipo de enfoque las hace más vulnerables a las dificultades habituales del emprendimiento y a los cambios en el contexto económico.
Por otra parte, las emprendedoras presentan altos niveles educativos y habilidades sociales y tecnológicas equiparables a las de los hombres, por lo que no es justificable desde este punto de vista su menor presencia en sectores económicos de alto impacto.
Por tanto, la primera recomendación de este informe consiste en reorientar las políticas y programas de apoyo al emprendimiento femenino hacia un mayor apoyo a la calidad y representatividad sectorial de las iniciativas empresariales de las mujeres. Es evidente la necesidad de ajustar más las políticas y programas a las variables que condicionan el emprendimiento femenino, de manera que se vaya más allá del simple objetivo de lograr más presencia de mujeres y se les ayude a contribuir de forma efectiva a los objetivos de desarrollo económico en cuanto a la competitividad, innovación e internacionalización de la empresa española.
En la educación, pilar básico de la cultura emprendedora, se debe trabajar con más intensidad la eliminación de roles predefinidos por razón de sexo, así como el estímulo hacia sectores estratégicos en los que las barreras al emprendimiento son mayores.
Coincidiendo con otras fuentes, este informe subraya la necesidad de potenciar políticas de conciliación y corresponsabilidad por dos razones: de manera inmediata elevan la calidad de vida de las personas que emprenden y son un estímulo al emprendimiento. A largo plazo, emprendedores y emprendedoras que demuestran que se puede poner en marcha una iniciativa empresarial sin renunciar a la vida personal serán el mejor ejemplo para derribar prejuicios y estigmas que hoy lastran el espíritu emprendedor de la población.
El desajuste entre las políticas y las necesidades reales del emprendimiento femenino queda de manifiesto cuando las propias emprendedoras consideran que muchos programas y ayudas están diseñados para apoyar iniciativas que tienen características predefinidas que, de seguirse, condicionarían el tipo de empresa a crear y gestionar, por lo que no les resultan útiles y por tanto no acceden a ellas. Esto no quiere decir que lo que se está haciendo esté necesariamente mal hecho, pero sí pone de manifiesto la necesidad de revisar los planteamientos actuales. En este sentido, sería recomendable adecuar mejor los instrumentos de las políticas a las necesidades y las posibilidades de las empresarias, con aproximaciones flexibles.
Fuente: Informe 2011 de la igualdad en el emprendimiento del Observatorio Estatal de la Igualdad en el Emprendimiento. 2011
Sí es cierto, sin embargo, que en comparación con los hombres, las mujeres están más presentes entre los segmentos de menor renta media previa al emprendimiento y asumen mayores responsabilidades familiares. Por estas y otras razones, se puede concluir que, de forma sensible, las emprendedoras están optando por iniciativas económicas de menor dimensión y por tanto menos proclives a la creación de empleo y la internacionalización. Al mismo tiempo, este tipo de enfoque las hace más vulnerables a las dificultades habituales del emprendimiento y a los cambios en el contexto económico.
Por otra parte, las emprendedoras presentan altos niveles educativos y habilidades sociales y tecnológicas equiparables a las de los hombres, por lo que no es justificable desde este punto de vista su menor presencia en sectores económicos de alto impacto.
Por tanto, la primera recomendación de este informe consiste en reorientar las políticas y programas de apoyo al emprendimiento femenino hacia un mayor apoyo a la calidad y representatividad sectorial de las iniciativas empresariales de las mujeres. Es evidente la necesidad de ajustar más las políticas y programas a las variables que condicionan el emprendimiento femenino, de manera que se vaya más allá del simple objetivo de lograr más presencia de mujeres y se les ayude a contribuir de forma efectiva a los objetivos de desarrollo económico en cuanto a la competitividad, innovación e internacionalización de la empresa española.
En la educación, pilar básico de la cultura emprendedora, se debe trabajar con más intensidad la eliminación de roles predefinidos por razón de sexo, así como el estímulo hacia sectores estratégicos en los que las barreras al emprendimiento son mayores.
Coincidiendo con otras fuentes, este informe subraya la necesidad de potenciar políticas de conciliación y corresponsabilidad por dos razones: de manera inmediata elevan la calidad de vida de las personas que emprenden y son un estímulo al emprendimiento. A largo plazo, emprendedores y emprendedoras que demuestran que se puede poner en marcha una iniciativa empresarial sin renunciar a la vida personal serán el mejor ejemplo para derribar prejuicios y estigmas que hoy lastran el espíritu emprendedor de la población.
El desajuste entre las políticas y las necesidades reales del emprendimiento femenino queda de manifiesto cuando las propias emprendedoras consideran que muchos programas y ayudas están diseñados para apoyar iniciativas que tienen características predefinidas que, de seguirse, condicionarían el tipo de empresa a crear y gestionar, por lo que no les resultan útiles y por tanto no acceden a ellas. Esto no quiere decir que lo que se está haciendo esté necesariamente mal hecho, pero sí pone de manifiesto la necesidad de revisar los planteamientos actuales. En este sentido, sería recomendable adecuar mejor los instrumentos de las políticas a las necesidades y las posibilidades de las empresarias, con aproximaciones flexibles.
Fuente: Informe 2011 de la igualdad en el emprendimiento del Observatorio Estatal de la Igualdad en el Emprendimiento. 2011
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